Para cambiar de aire, porque comenzó septiembre, porque ya viene la primavera y porque siempre es rico irse a la playa, nos fuimos de paseo con el equipo de Plan V. Como se imaginarán todo es una chacota, nos matamos de la risa y payaseamos de lo lindo, pero igual nos controlamos porque tenemos que trabajar y grabar el programa. Para esta edición del Plan, viajamos hasta Cachagua, a la casa donde yo me quedo con mi familia. La idea era dejar todos nuestros cachureos ahí y que ése fuera nuestro centro de operaciones para movernos a otros lados de la costa.

¡Bienvenido Plan V!

Mis chiquillos <3

Lo primero que hicimos fue andar en parapente con Arturo. Es una experiencia que realmente vale la pena vivir, es como estar en una burbuja suspendida en el aire. Al principio como que el tirón da un poco de miedo, pero cuando se estabiliza la velocidad, de verdad que es soñada la sensación de volar. Si tienen la oportunidad de hacerlo, háganlo. No se van a arrepentir. 🙂

Antes de andar en parapente, muy abacaná convenciéndome de no tener miedo 🙂

Arturo me da las instrucciones :O

El paisaje y la altura…

Sana y salva después del aterrizaje! 🙂 <3

Como el día abrió y se puso bonito, aprovechamos la luz para grabar las recetas. Hicimos dos pizzas atómicas en mi amado horno de barro: una de vegetales con jamón y queso de cabra, y otra de pollo con salsa barbecue que quedó exquisita (acuérdense que después subiré todas las recetas).

Grabando la receta de pizzas en horno de barro

Pizza de pollo con salsa barbeque

Pizza de vegetales con jamón serrano y queso de cabra

Después de tanto trabajar venía el merecido descanso, que en nuestro caso fue glotonear: comerse las pizzas y tomarse unos traguitos. ¡Salud!

Un salú después de trabajar. Ojo con mi copa.

Al día siguiente, para reponer energía desayunamos como los campeones que somos: nos comimos el pan amasado que había dejado fermentando la noche anterior. Como tenía que hacer un pan para el programa, hice uno de prueba. Y como quedó flor de bueno, lo comimos con huevos, mermeladas y tecitos durante el desayuno. 🙂

Flor de desayuno 🙂

Bendito pan

Pero como todo lo bueno dura poco en esta vida, tuvimos que cortar la sobremesa del desayuno, levantarnos y ponernos en marcha, porque teníamos que viajar hasta Concón para escalar en el muro de Mall Sport (@muromallsport). Sí, tal como leen, para escalar en el Mirador Roca Oceánica. La verdad es que nunca ha sido una actividad que me llame la atención y pensé, inocentemente, que esta iba a ser la ocasión en la que me reencantaría con este deporte, pero no fue así. Honestamente, jajajajajá, no me gustó nada. Pero igual todo bien por aquellos a los que sí les gusta subir cerros y caerse y quedar rasmillados y todo eso -con respeto, obvio-. Para superar mi rotundo fracaso como alpinista, nos fuimos a comer empanadas a Las Deliciosas, que se pasaron para ricas.

Eso fue el paseo de curso que tuvimos con Plan V. Lo cuento porque creo que soy muy afortunada de tener un equipo como este: los amo con todo mi corazón. <3

La escalada

Esforzándome en la escalada, invocando a Spiderman para salir ilesa.

Esto es lo mío: comer. En Las Deliciosas de Concón, zampándome una empaná.