Para mi, septiembre es el mes que me avisa que el año se está terminando y que se vienen semanas de harto trajín. Por eso mismo aprovecho estos días y les saco el jugo, son como unas mini-vacaciones antes de todo el ajetreo de noviembre y diciembre, que implica actividades en el colegio, en el jardín, comidas de trabajo, etc.
Para estas Fiestas Patrias, nos fuimos a la casa de la playa. Invitamos a un matrimonio amigo —Eduardo y Josefina, que los amamos—, elevamos volantines —pueden ver mi fallido pero hilarante intento de hacerlo, aquí— y comimos muy rico: ensalada de mote con pebre, costillar de cerdo con glaseado de chancaca, pebre de palta con papaya, empanadas al horno con pino de locos y bellinis de huesillo. Acá, las postales de este soleadísimo —y mega hiper glotoneado— 18 de septiembre.