¡Vacaciones de invierno!

¡Vacaciones de invierno!

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Dificultad:

¡Vacaciones de invierno!

Siempre trato de reservar o guardar días para las vacaciones de invierno. No tanto porque yo esté agotada o mega cansada —hacerlo igual implica un desabarajuste en cuanto a pega—, sino más bien por mis hijos porque constantemente siento que estoy como al debe en cuanto a tiempo. Por lo mismo, trato de guardar lo más que puedo días para poder tomarme una semana completa con ellos y regalonearlos todo lo que sea posible.

Este año tuvimos la suerte de concretar un viaje a las Termas de Chillán y estuvo muy bueno. Fue justo y necesario para todos después de un primer semestre lleno de actividades, situaciones diversas y un laargo etcétera. Descansamos mucho, comimos rico, nos bañamos, paseamos, esquiamos, nos levantamos tarde, en fin. Hicimos todo lo que se hace en vacaciones. Los niños, por primera vez, comprobaron que su mamá sabía esquiar. Lo cierto es que esquío desde muy chica, la primera vez que me pusieron esquís fue como a los tres años y de ahí nunca más me los saqué hasta que los tuve. Ellos nunca me habían visto esquiar, así es que igual me creía la muerte y pude chochear de que sabía hacerlo como una casi casi profesional. Eso sí, cuando intenté con el snowboard perdí como en la guerra y se mataban de la risa viéndome como me caía. Pese a sus burlas, sé que lo lograré (algún día).

Yo después de tratar de aprender snowboard

También me divirtió mucho ver como los niños mostraban sus personalidades a través del deporte. Por ejemplo, la Luisa estuvo siempre preocupada de verse muy bien esquiando. El tema no era solo la ropa y los accesorios, sino también aprender muy bien la técnica para lograr esquiar con soltura, pero con precisión. Arsenio, en cambio, le daba lo mismo si se veía como el Dude esquiando, solo le importaba llegar a la meta rápido. Si se tenía que convertir en bola de nieve para lograrlo, lo iba a hacer. Solo quería esquiar mucho y rápido, muy rápido. Y bueno, Rafita, que es un personaje. Para él esto de esquiar fue un trámite. A punta de sobornos, explicaciones fantasiosas, bebidas y jugos, logramos con Arsenio que esquiara. Pero no era así como «ay, que rico vamos a esquiar», sino más bien «ya, esquié. ¿Cuánto falta para terminar?». Quizás lo suyo sea el ludo o el ajedrez (aunque igual después se juraba y decía que tenía técnica).

La cara de rafita cuando yo intentaba convencerlo de esquiar

Un hito de estas vacaciones fue que Luisa y Arsenio se atrevieron a tirarse por Las Tres Marías, que es la cancha de esquí más larga de Latinoamérica. Al comienzo estaban muy asustados y no tenían muchas ganas, pero finalmente se atrevieron y estaban muy orgullosos de sí mismos por haberlo logrado. Y obvio que yo también, me emocioné al verlos. Acá les dejo algunas de las fotos del viaje.

Acá algunos videítos caseros.

Ingredientes

Preparación

Materiales

Paso a paso

Datos