No es la primera vez que la producción y creación de uno de mis libros me pilla embarazada. Y tal como los niños, no hay ningún libro que me guste más que otro. Cada uno es especial, en cada uno muchas veces se plasma un momento de mi vida y de mis emociones. En el caso de éste, sin duda es la Fer, mi guagua de 8 meses y todo lo que implicó un embarazo maravilloso y la llegada de este conchito que vino a completar nuestra familia.

Así como las gallinas empollan a sus pollitos, yo le tejí a mi Fer. Sin duda ella fue una fuente de inspiración y una modelo que me hicieron disfrutar cada punto y crear vestidos, zapatitos, chalecos, gorros, en fin, todos esos modelos llenos de esa esperanza que tiene el embarazo y la inmensa alegría de la llegada de un nuevo ser. Con este libro, esa alegría no es solo para mi Fer, sino que para todas esas criaturas que circulan por ahí y por las que vivimos ese sentimiento que es tan lindo, que ni siquiera se puede describir. En este libro encontrarán puntos revés, derecho, arroz (o cómo se llamen), decenas de vuelos, pero también pantaloncitos, jardineras y zapatitos. En realidad, pueden tejer todo lo que ustedes quieran porque en verdad estos patrones son una ventana para que ustedes tejan sus sueños.

Curiosamente, es en los lanzamientos de mis libros de tejido cuando más nerviosa me pongo al momento de hablar. Quizás porque hacer libros de cocina siempre estuvo en mis planes, pero hacer de tejido era de verdad un sueño. Y en esta oportunidad lo estoy viviendo por segunda vez. La diferencia de esta nueva publicación es que va de la mano de una pequeña criatura que ahora tiene ocho meses. Como mucha tejedoras que están acá presentes, sabemos que cuando tenemos una nueva vida las ganas de tejer se multiplican con puntos de aumento.

También quiero compartir una observación que me dio Pilar Sordo sobre trabajar con las manos y que quiero compartir con ustedes. «Uno de los elementos centrales que la estructura femenina puede hacer es el acto de soltar y que tiene que ver con desprenderse de aquello que hace mal. Uno de los elementos que ayudan es el trabajo manual porque la última falange de los dedos, permite liberar la ansiedad», me contó. «Entonces todo lo que se haga con las manos tiende a reducir ansiedad. Como hemos ido dejando de hacer cosas con las manos, en parte por la descalificación y el acto de sumisión que implicaba, dejamos de hacer cosas con las manos y las mujeres empezamos a comernos las uñas, fumar, comer, tomar, jugar en los casinos, etc. Si recuperamos esa capacidad de hacer cosas con las manos, podemos reducir la ansiedad. Amasar, lavar ropa a mano, bordar y todo lo que tenga que ver con el movimiento de la falange de los dedos sirve», me dijo. Entonces ya lo saben ¡a tejer (bordar, coser, lo que quieran) se ha dicho!

Les dejo acá las fotos del lanzamiento. Ojalá que les guste. 😉